Interesante experimento sobre la contaminación lumínica. Resulta que en Tucson, Arizona, se dedicaron a subir y bajar la potencia de las farolas durante unas cuantas noches para ver cómo afectaba el alumbrado público a la contaminación lumínica de la ciudad. ¿Resultado? Pues, al parecer, las farolas no son las que más contaminan. Al menos en Tucson