Versión Hermanos Grimm: Eres un príncipe, te encuentras una tía dormida dentro de una vitrina en una casa llena de enanos. Te enamoras del cadáver. Le compras el cadáver y la vitrina a los enanos para llevártelo a casa (¡toma ya!). Cuando ella despierta durante el viaje, pobre como las ratas, sin familia y sin amigos porque los enanos la tenían explotada limpiando en casa, tú decides casarte con ella. Por raro que parezca, no se monta un escándalo ni un conflicto internacional cuando decides durante el banquete ponerle unos zapatos de hierro a la esposa de un rey vecino y matarla de cansancio bailando con semejante calzado. Por supuesto, todos contentos por verla muerta, suponemos que su esposo también.